En un blog al que estoy suscrito via RSS, y el cual recomiendo por el interesante contenido que siempre entregan, surge este interesante artículo, donde se muestra objetivamente (aunque faltan detallles, no deja de ser buena referencia) la evolución que ha tenido el HTML y el diseño y desarrollo web desde sus comienzos. Destaco las siguientes líneas, para mí un excelente desenlace:

Bueno, y ¿todo esto es importante, o se trata sólo de pajas mentales de los informáticos? Pues sí es importante. Los estándares se hacen para ser utilizados y respetados. Uno de los pilares de la Web es poder acceder a la información, independientemente del navegador, del sistema operativo, e incluso de la máquina (y no estoy pensando sólo en ordenadores). La situación de hace varios años, con diferencias abismales entre el Internet Explorer y el Netscape Navigator, degeneraba en ocasiones en tener que hacer dos versiones de cada página, o en condenar a los usuarios de uno de los navegadores a no poder verlas. ¿Os imagináis que existieran canales de televisión que sólo pudieran ser vistos por una determinada marca de aparato? Afortunadamente, esa etapa parece haber sido superada, aunque hay quien se empeña (tal vez por desconocimiento) en hacer páginas pensando únicamente en un sólo navegador (normalmente Explorer). Si al crear nuestra página, nos ceñimos rígidamente a los estándares del W3C, tendremos bastante seguridad de que se verá en la mayoría de los navegadores. Y si no, siempre podemos excusarnos diciendo que si no se ve bien, es problema del navegador, que no cumple el estándar.

Por otro lado, separar el contenido de la forma de presentarlo, nos ayudará a modificar posteriormente la apariencia de nuestras páginas, o mejor aún, facilitará su proceso por parte de software especializado para discapacitados, como sitnetizadores de voz o lectores braile. O incluso podemos especificar diferentes hojas de estilo, de forma que el usuario escoja cuál utilizar.

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